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El Mesón en México.
Primero de Diciembre de 1525: se otorga a Pedro Hernández de Paniagua la primera licencia para establecer un mesón en una de las primeras Actas de Cabildo, apostándose en la que posteriormente se transformaría en la calle de Mesones. Durante los siguientes trescientos cincuenta años, las dos instituciones gastronómicas que mayor arraigo alcanzarán, serán la Fonda y el Mesón, que conjuntamente con tabernas, cantinas y pulquerías establecen los cimientos de una de las tres cocinas más sofisticadas del mundo.
Irónicamente el s. XIX se constituye en el cenit y el ocaso del Mesón Mejicano, primeramente por un mayor desarrollo económico, acompañado de la expansión de las vías férreas y un flujo considerable de visitantes, particularmente extranjeros, como sería el caso del Barón von Humboldt, la Marquesa Calderón de la Barca, pintores constumbristas y retratistas como Edouard Pingret y Pellegrin Clavé, que harán de esta institución la columna vertebral de sus viajes. Sin embargo son estas mismas intervenciones e intercambios culturales, los que con el devenir del siglo impulsarán conceptos, como el restaurante, el café, el hotel y el bar, los cuales a partir de la segunda mitad del XIX y hasta la segunda década del XX, se encargarán de reemplazar a nuestros mesones y pulquerías.
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